Cómico amateur vs cómico profesional

¿Qué es un cómico profesional? ¿En qué momento dejas de ser amateur y te conviertes en profesional? ¿Te haces profesional o te hacen profesional tus méritos/actos/repercusión?

Podríamos decir que la diferencia principal entre un cómico amateur y uno profesional está en lo estrictamente fiscal. Si facturas como cómico eres profesional y si no, eres amateur. Pero considero que la definición se queda corta. Aquí os dejo una pequeña reflexión al respecto, poniéndome de ejemplo, para variar. 


En alguna ocasión me han preguntado en entrevistas en qué momento me convertí en cómico profesional. Considero que mis siete primeros años en el mundo de la comedia fueron en la categoría amateur por varias razones: no cotizaba, tenía pocas actuaciones (aunque aumentaban año tras año), mi principal fuente de ingresos no era la comedia y sobre todo, no dedicaba todo mi tiempo a la comedia. Entre 2001 y 2008 fui cómico amateur. A partir de ahí todo cambió.


Salí de la empresa de informática donde trabajaba y monté una pequeña productora audiovisual con un socio. Me hice autónomo y empecé a facturar por mis actuaciones. Dividía mi tiempo entre la empresa y la comedia. A partir de entonces el volumen de actuaciones empezó a crecer de forma que llegó un punto en el que mis ingresos por la rama de la comedia eran muy superiores a mis ingresos por la rama de la producción audiovisual. En 2013 decidimos disolver la empresa y yo tomé la decisión de dedicarme al 100% a la comedia y todas sus ramificaciones (radio, guión, clases, actuaciones, etc…). Ahora que mi vida está enteramente dedicada a la comedia y vivo de ella, al fin puedo decir sin miedo que soy un cómico profesional. 


Es importante tener claro lo que somos y lo que no somos en esta profesión. Si has participado en un par de concursos de monólogos y actúas cinco o seis veces al año en el bar de unos colegas, no te engañes, eres un cómico amateur (yo lo fui durante siete años). Si tienes un trabajo estable que paga tus facturas y de vez en cuando haces algún bolo, no te engañes, eres un cómico amateur. Si solo actúas en tu ciudad, o siempre en los mismos locales, si grabas videos cómicos para youtube o si hace más de dos meses que no te subes a un escenario, no te engañes, eres un cómico amateur.


El cómico profesional no sólo es el que factura por sus actuaciones y cotiza a hacienda bajo el epígrafe correspondiente. El cómico profesional nace, crece, se reproduce (si le dejan) y muere por y para la comedia. El cómico profesional se levanta por la mañana para escribir nuevas rutinas, mejora su red de contactos en Internet, busca nuevas actuaciones para completar la agenda del mes (o descarga esa responsabilidad en su representante, quien lo tiene). El cómico profesional ocupa el 100% de su jornada laboral con la comedia.


Porque subirse a un escenario no es solo subirse a un escenario. Detrás hay horas de escritura, de ensayo, de pruebas, de test, de conversaciones con otros cómicos, de reescrituras… y eso es sólo una de las aristas del trabajo de cómico. Cuando eres un cómico que no está amparado por ninguna productora, cuando eres tu propio jefe, cuando tienes que pagar a final de mes una cuota de autónomos, tus responsabilidades y tareas van más allá de escribir y actuar. Tienes que ser también tu contable, tu jefe de marketing, tu asesor de contenidos, tu chófer, tu relaciones públicas, tu community manager y en ocasiones hasta tu propio padre.


Un cómico amateur juega con la comedia. Un cómico profesional vive la comedia. ¿En qué categoría estás tú?

Cómico, guionista y zurdo.

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