Glosario cómico: Slapstick

Slapstick es un subgénero de comedia que consiste básicamente en que los protagonistas se caen, se golpean, chocan, corren y tropiezan. A priori, una premisa muy básica de la que muchos cómicos renegarán pero funciona.

¿Y porqué funciona? Porque, admistámoslo, nos reimos con el dolor ajeno, siempre que no tenga consecuencias fatales. Cuando uno de nuestros amigos tropieza por la calle, la primera reacción es reirnos. Cuando vemos el video de un gatito en Internet caerse de un sofá, nos partimos el eje. Cuando a un reportero le vuela el peluquín en medio de un tornado, nos da la risa. Pues eso es la base del Slapstick: el golpe, la torpeza y la vergüenza ajena.

Es humor físico en estado puro.

Un poco de historia

El Slapstick es un humor muy antiguo (los bufones en la edad media ya hacian slapstick), aunque sus época más gloriosa fue a finales del siglo XIX, donde era incluído en los espectáculos de teatro de variedades como el burlesque o el vodebil.

A principios del siglo XX, con la llegada de las primeras piezas cinematográficas, el slapstick fue el género dominante, ya que al ser cine mudo, lo físico imperaba.  Y a partir de ahí nacieron, crecieron y lo petaron gente como Charles Chaplin, Buster Keaton, los Hermanos Marx o Laurel y Hardy.

A finales de los años 80 y principios de los 90 surgieron multitud de películas de humor absurdo que contenían gags de slapstick mezclados con guiones desternillantes llenos de humor verbal. Películas como Top Secret, la saga de Agárralo como Puedas o Hot Shots son algunos títulos que a más de uno os estarán despertando una sonrisa nostálgica.

En televisión, un referente de Slapstick moderno sería El Show de Benny Hill. Vale, no es muy moderno, pero todos lo conocéis.

¿Qué ha pasado con el Slapstick?

Hoy por hoy, el slapstick está en decadencia en los medios de comunicación, en parte porque el público se ha decantado por otro tipo de humor más verbal que físico y en parte porque el género ha sido denostado en las últimas décadas por fomentar la violencia infantil, según ciertos sectores de la población (gente triste que no tiene sentido del humor y que se dedican a beber té y criticar todo lo que sea de un color distinto al suyo).

Como reducto en los medios, nos queda el cine de animación, que aún contiene algunos elementos, muy dulcificados, de slapstick clásico y por supuesto, los cortos de Rasca y Pica de los Simpson, que son la versión más bizarra y prohibida del slapstick animado.

Por suerte, en el ámbito teatral, se conserva el slapstick gracias a las compañías de clown, máximos estandartes de la comedia de golpe y porrazo, que aún siguen haciendo las delicias de niños y mayores en circos, teatros y pasacalles.

Aunque este tipo de humor no es mi fuerte, ni mucho menos, admiro mucho a los cómicos que tienen ese dominio tan preciso de lo físico como para generar carcajadas a base de simular golpes y caídas. Os dejo un video cortito con algunas escenas de slapstick clásico de principios de siglo XX.

Cómico, guionista y zurdo.

1 comentario

“Mire, jefe, mire” | Sevilla Ficción

mayo 2, 2017

[…] lo analizamos dentro del género de la comedia es un humor totalmente slapstick, es decir, las aventuras e historias están llenas de caídas, aplastamientos, etc, con […]

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