A lo largo de estos años me ha pasado de todo en mis actuaciones por bares, tabernas, mesones, cervecerías, cafeterías, salas y teatros. Ha habido episodios surrealistas, cómicos, tensos, amargos e incluso peligrosos. Con el tiempo, he ido adquiriendo un sexto sentido que me ayuda a catalogar a los locales donde actúo y a sus clientes habituales en varias categorías. Hoy voy a dedicar este post a los estereotipos de público que asiste a los shows de comedia, dejando a un lado, por supuesto, a la gente normal, maja y agradable que es la inmensa mayoría (guiño de complicidad).
EL IMPERTÉRRITO
Suele ser hombre, con barba y gafas gordas. Es un señor que permanece inmovil durante todo el show. No sabes si le estás haciendo gracia, si está deseando marcharse o si a la primera de cambio va a sacar una recortada y volarte la tapa de los sesos. El Impertérrito emite energía negativa, es como un agujero negro de hostilidad que te chupa la sangre a distancia. No es bueno mirarle, no es bueno sentirle, no es bueno dirigirse a él. El truco para evitar su maldita indiferencia es imaginar que es una viga que sostiene el local, lisa y dura, impertérrita.
EL GUIONISTA
También suele ser un hombre y suele dirigirse a ti al finalizar el bolo. Su aliento demuestra que no ha estado precisamente bebiendo agua y te asalta agarrándote fuertemente de un brazo. Lo primero que te dice es que le ha gustado mucho tu actuación PEROOOO… y a partir de ese «pero» te sugiere modificaciones de tu texto, añadidos y chistes que no son precisamente graciosos. La circulación de tu brazo empieza a brillar por tu ausencia y necesitas liberarte de esa pinza opresora, de ese aliento desalentador y de esas indicaciones literarias que solo harían gracia a una hiena. El truco para superar este escollo es asentir, dar las gracias y adjuntar un: «Pues mira, me lo voy a apuntar porque igual funciona, creo que tengo la libreta en el backstage… Hasta luego!»
LA INDIGNADA
Es impepinablemente una mujer. Estadística y empíricamente testado. La Indignada es una mujer de edad indefinida a la que uno de tus chistes la ofende profundamente en mitad del show y a partir de ahí se pasa toda la noche poniéndote cara de doberman y emitiendo ruiditos y onomatopeyas desaprovatorias como «boh», «ala…» o «ya te vale». Dependiendo del nivel de alcohol en sangre, los comentarios serán por lo bajini o por lo altini. Se dan casos de indignadas que incluso han llegado a gritar e interrumpir cual Juan Carlos I a Hugo Chavez, con un clásico de la dialéctica tan socorrido como: «Porqué no te callas, mamón? que no haces puta gracia». Con las indignadas no se puede hacer mucho más que rezar porque su indignación las haga colapsar y se desmayen hasta que finalice el bolo. Por desgracia, no ha pasado todavía.
LA RISA FLOJA
También suele ser una mujer y por el nombre seguro que sabéis de quien hablo. Esa mujer que tiene una risa estridente, exagerada, cantosa, hipervitaminada y sobreactuada. Esa mujer que cuando llegas al escenario y dices: «Buenas noches!!!» ella suela un «JUA JUA JUAAAAAA» que nos deja a todos patidifusos y que no es más que la precuela de una película de terror en la que se va a convertir el resto del show. Al principio puedes jugar con la Risa Floja, hacer alusiones a ella, decir que la vas a contratar como risa enlatada…pero llega un punto en el que se te acaban los recursos. ¿Solución? Tapones en los oídos para la gente que tenga al lado y tu…a lo tuyo.
EL BORRACHO
Para no redundar, os recuerdo este post anterior en el que le doy un repaso a estos paisanos.
LA NO-TÍMIDA
Es esa que dice, a voz en grito para que la oigas perfectamente, algo como: «A mi no me saques que me muero de vergüenza!!!«. Esto es, queridos niños, psicología inversa.
EL JODEMONÓLOGOS
El jodemonólogos es alguien que ya te ha visto actuar con un texto determinado y le va lanzando spoilers a los que tiene al lado. También suele interrumpir con frases como: «Bua! eso que viene ahora es buenísimo, ya verás!». Un par de puteos a tiempo y lo tendremos calmado durante el resto del show. Sus colegas lo agradecerán.
EL HAZME-REIR
Ojo, no el hazmerreír, sino el «hazme reir». Es un tio que llega, se sienta y se pasa la noche mirándote con cara de: «Soy un tipo jodidamente dificil de complacer. Venga, chulo, si eres tan gracioso como dicen, hazme reir, aunque te advierto que me pareces patético.» Y todo esto con una simple mirada! El Hazme-reir es parecido al Impertérrito en cuanto a la aparente falta de empatía, pero no os confundáis, este tipo si sabe sonreir, pero socarronamente y para sus adentros, cuando piensa: «Je, lo sabía, este tio es penoso y yo soy infinítamente más listo que él.»
EL WANNABE
El Wannabe es otro de esos personajes que te asaltan al finalizar el show y se pasan del orden de los 10 minutos diciendote que eres la hostia para luego añadir que ellos son super graciosos y que quieren ser cómicos. «Yo es que siempre estoy de cachondeo con mis colegas y creo que podría hacerlo bien en el escenario». Los Wanna Be se dividen en dos subgéneros: El Wannabe con posibilidades y el Wannabe sin posibilidades. A los primeros, animadlos siempre. A los segundos, animadlos igualmente. Deben probar y descubrir ellos mismos si valen o no. Pero ojo, puede que creas que eres el más gracioso de tus colegas y puede que esto sea verdad o no, pero eso no te da facilidades para convertirte en cómico. No es lo mismo, pero eso lo dejaremos para otro post.